Los violadores sabían su nombre y donde vivía la madre de la víctima.
Una mujer policía, de 26 años, denunció que fue víctima de una violación grupal a la salida de un boliche. Asegura que fue drogada y que abusaron sexualmente de ella por un grupo de cuatro o cinco jóvenes.
El hecho ocurrió a la salida del boliche Babakos de la ciudad de Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, a unos 160 kilómetros de la Capital Federal.
Al retirarse la joven, alrededor de las 5 de la madrugada, la drogaron y subieron en un auto llevándola a una quinta donde abusaron de ella.
Según fuentes policiales la mujer policía fue reducida, la drogaron, la llevaron a una quinta y fue víctima de una violación en grupo.

De acuerdo al relato de la denuncia, dejó el boliche y empezó a caminar rumbo a su casa cuando un auto de color blanco se le puso a la par y desde el interior, al menos, un sospechoso la obligó: “Te conviene subir”. El conductor, un hombre de tez blanca, pelo corto, delgado, alto y de unos 30 años, sacó una jeringa y le inyectó algo en su antebrazo izquierdo.
“Algo me inyectó pero no sé qué era. Me pinchó por encima de la camperita de ecocuero que llevaba puesta”, dijo la mujer con precisión y, segundos después, contó que empezó a sentirse mareada y quedó desorientada.
“No sé qué rumbo tomó, no me acuerdo por qué calles manejó pero, en un momento dado, entramos en una quinta que está sobre una calle asfaltada, pero en una zona despoblada. La casa estaba retirada de la calle y se ingresaba por un portón de color gris. Cuando entramos, me bajé del auto y el chico también. Ahí me acuerdo que me crucé con una chica que había visto antes, no recuerdo su cara ni otras características, solo me acuerdo que tenía puesta una pollera corta color verde. Le dije que me quería ir a mi casa y ella me respondió: ‘Tranquila que después te vas a ir a tu casa. Acá vienen muchas chicas como vos’”.

Continúa con la exposición diciendo que: “Mientras el chico del auto me condujo por un pasillo con piso de pasto se nos unió otro hombre, al que yo nunca ví. Digo que fue un hombre por la voz, tenía voz gruesa, pero nunca lo tuve enfrente. El lugar estaba todo oscuro. Esa voz gruesa le dijo al chico del auto: ‘Bueno, ahora arrancá, si ya sabés a lo que está acostumbrada ella’ (sic)”, continuó la víctima.
“En ese momento se sumaron tres o cuatro hombres más. Eso lo puedo decir por las voces y porque fueron varias manos las que me tocaban el cuerpo, pero nunca les pude ver las caras a los demás, porque todo estaba muy oscuro. Además, yo sentía el cuerpo muy débil, estimó que era por lo que me había inyectado el chico en el auto”.

Luego narró que, tras la violación, el mismo conductor la llevó a pocos metros de la casa de su madre. En ese sentido, la víctima aclaró que ella jamás le reveló esa información. “Al parecer sabía quién era yo, porque me llamó por mi nombre cuando me hizo subir al coche y también sabía donde vive mi mamá”, concluyó.
La causa está centrada en la UFI N°6 de Mercedes, a cargo del doctor Luis Calcagno y tiene consternada a la comunidad de Chivilcoy.