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viernes 8 diciembre, 2023

María Marta García Belsunce. A Pachelo y su esposa los vigilaban antes del crimen por los robos que había en el country donde vivía.

A Nicolás Pachelo y de su entonces esposa, a quienes apodaban «Romeo y Julieta», ante las sospechas que recaían sobre él por robos en el predio una empresa de vigilancia del country Carmel de Pilar, donde en octubre del 2002 fue asesinada María Marta García Belsunce, había asignado las semanas previas al crimen a un vigilador para realizar un seguimiento especial sobre los movimientos.

El dato sobre el seguimiento al que denominaban «sombra» fue revelado por el testigo Carlos Alberto Villalba, que en el 2002 trabajaba como vigilador privado y cumplió funciones en el Carmel durante 20 días del mes de octubre de ese año. Pero que no estuvo presente el día del crimen de María Marta.

«A Pachelo lo conozco como Romeo», dijo Villalba ante el Tribunal Oral Criminal (TOC).

«Mi trabajo era vigilar a Romeo y a Julieta, que eran Pachelo y su señora», declaró Villalba, un hombre con problemas de visión en ambos ojos que aclaró que en el momento del hecho apenas «podía ver un bulto» y era imposible distinguir a las personas.

«Yo tenia que modular cuando se movían en el auto, pero como tengo problema en la vista, veía un bulto que era el auto rojo y modulaba que se movía. Solo sobre Pachelo y su mujer se hacia la vigilancia», explicó y aclaró que nunca le dijeron por qué motivo tenía que cumplir esa función.

El seguimiento a Pachelo había sido solicitado por las autoridades del Carmel a la empresa de seguridad del barrio como consecuencia de las denuncias por los robos de palos de golf en distintas casas.

El l 27 de octubre de ese año, justo el día del crimen de María Marta, el vigilador no estuvo cumpliendo su rol de «sombra» de Pachelo, porque le pidieron que fuera a otro country.

No recordó en el juicio quién fue la persona que le ordenó la modificación de su lugar de trabajo.

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